Hace ya tiempo que oigo el termino
democratización referido al audiovisual en general y, a la producción de cine,
en particular.
Sin embargo hace ya una reata de años que lo escuché, cuando los
primeros sistemas de producción musical en disco duro sobre ordenador personal salieron al mercado,
allá a principios de los 90. Puntualizo “para ordenador personal” pues hacía ya
muchos años que estaban disponibles en entornos profesionales pero sobre
“mainframes”, y por ello tenían un coste prohibitivo para cualquiera que no
fuera un estudio o productora musical de nivel. Los sistemas basados en PC entraron
en el entorno de la producción profesional y trajeron efectivamente la democratización permitiendo que
cualquier persona, con experiencia o no, pudiera producir música desde su
dormitorio.
Ahora diré la parte políticamente incorrecta: la consecuencia fue,
salvo determinadas excepciones, una evidente y profunda disminución en la
calidad de las producciones.
Durante esta mi primera etapa en producción musical fui testigo de
cómo determinadas grabaciones de artistas, algunos de ellos hoy consagrados,
eran un corta/pega de tomas, y tomas, y tomas, y tomas, y tomas… y vuelta a
otra más, pues se pretendía que la técnica supliera la falta de talento, o de
formación… o mas bien de ambas cosas. Y eso que trabajaba en entornos
profesionales.
De vez en cuando aparecía algún honrado ciudadano que después de haber
“producido” su disco en casa, lo traía a un estudio “para darle una última
pasada”, no obstante fuera de la opinión técnica, el problema era también la
calidad musical que solía ser bastante mediocre.
Por todo ello cuando oigo lo de la “democratización” del audiovisual
se me ponen los pelos de punta haciéndome pensar más en una "mediocratización" o triunfo de lo mediocre.
Ahora tenemos el agravante de que Internet ha abierto la veda pues se
considera que si un producto es para este entorno ¿por qué tiene que tener una
calidad determinada? Lo que se viene a traducir en ¿por qué tendría que gastar
más dinero en la producción si es para Internet?
La, hasta ahora inmaculada, industria cinematográfica esta siendo
contaminada por esta corriente “democratizadora” lo que hace que algunos
consideren no solo la posibilidad de hacer obras mayores solo con una cámara
Mini DV sino el llegar a hacerlas con un móvil.
Esta reducción en la calidad, como ya se vio en su momento, es
trasladada a muchos otros ámbitos de la producción no solo desde el punto de
vista técnico sino también en el creativo pues… ¿para que hacer guión o peor el
coñazo del story board?
Como decía una cita de la película de Aladdin “no busques joyas en la
basura”.
Es posible hacer determinadas cosas cortas, pequeñas y efectivas para
entornos de Internet. Esto son algunos de los llamados virales o vídeos no
profesionales que, por su honestidad y (seamos claros) su frescura y
espontaneidad, consiguen atraer la atención. Pero ¿cuántos de todos los
millones de vídeos que diariamente se suben a la red lo logran? Su corta
duración hace también que podamos obviar ciertos elementos como la calidad: la
mala fotografía, el pésimo audio o la ausencia de música, etc.
Pero ¿podríamos aguantar 90 o 120 minutos de una narración que se
escucha y/o se oye mal?
Recientemente he sido testigo de cómo determinados éxitos musicales se
están realizando no solo con producción analógica sino eliminando otros
artificios como claquetas rítmicas e incluso determinados DJ´s vuelven a
pinchar sobre vinilo. Es interesante como la música empieza a volver por sus
fueros y redescubre la calidad y que el trabajo creativo debe de mantenerse
separado del técnico… aunque determinadas músicas estén basadas no solo en la
composición musical sino la sonora y (por ello) con una fuerte componente
técnica.
No podemos permitir que, una vez más, la industria audiovisual (como
en su momento ocurrió con la música) vuelva a pasar un desierto de más de
quince años hasta volverse a reencontrar con que lo bueno y auténtico requiere
el ensayo, la planificación pausada y el trabajo bien hecho pues la música, así
como las películas, son un proceso creativo en el que tecnología e ingenio se
unen.
Debemos de mantener el producto como objetivo y no perdernos en que la
técnica (o el beneficio empresarial) sean la prioridad pues es el producto el
que habla por nosotros… y todo nuestra carrera es tan buena como nuestro último
trabajo.
Por todo ello, si quieres democracia, preséntate a las elecciones.
Sed felices.