jueves, 31 de mayo de 2012

Story Telling


Una de las cosas que se están poniendo muy de moda en el entorno empresarial es el llamado “story telling” o denominación snob para indicar la técnica de contar historias. A día de hoy, incluso en entornos profesionales donde esto debe de ser una herramienta habitual, no es fácil encontrar gente que lo haga bien y sobre todo de modo atractivo. Lo sé. Una de mis actividades es escribir guiones y es difícil de encontrar no historias buenas que las hay (y muchas) sino historias bien contadas y sobre todo con personajes interesantes… pues no nos olvidemos, las historias las hacen las personas.
¿Pero debe de ser una historia “atractiva”? Desde luego que sí pues la premisa de cualquier historia es que sea atractiva, o más bien entretenida pues, sino lo es, es aburrida. Seamos claros: cuantas veces hemos estado en clase mirando fijamente al profesor con el fin de aparentar  atención, y mientras tanto nuestra mente ha volado hacia el infinito y más allá. De hecho la atención se mantiene un máximo de 8 minutos y siempre que sea una audiencia cautiva como en una clase, el cine o una conferencia y en televisión es todavía mas dura con un máximo de tres minutos antes de que el dedo sea proyectado hacia el mando cambiando de canal. En este aspecto Internet es todavía más implacable pues la atención no se mantiene más de 30 segundos si el contenido que delante del que estamos no nos cautiva en ese tiempo… vamos que la gente no se espera hasta que la barra no cargue todo el contenido.
El tiempo por ello es esencial a la hora de contar historias.
Contar historias es algo que se lleva haciendo desde el principio de los tiempos y sobre lo que un señor con barba y vestido con una sábana hizo un manual hace más de 2.500 años. Ya entonces este señor bien claro que tenía que ser entretenido pues sino ya puedes contar las bondades de cualquier cosa que si es un tostón termina siendo como cantar en la ducha: esta bien y es bonito pero solo te escuchas tu. No tiene porque ser ficción ni chistes, sencillamente contar una presentación corporativa o formación, lo que estamos haciendo es contar historias.
En países como el Reino Unido es relativamente más fácil para los nativos el contar historias pues están acostumbrados, dado que tienen una formación con mayor participación del alumnado e incluso donde el teatro es una actividad habitual lo que enseña a los alumnos:
·      A disertar y expresarse en público
·      A controlar las emociones
·      A memorizar textos
A ello hay que añadir que ellos gustan de la improvisación pero, como dijo el propio Shakespeare “no hay mejor improvisación que la que se ha ensayado bien”.
Las mejores historias son las que además cuentan de algún modo con el concurso de la audiencia pues, como bien sabe la Iglesia (institución con más de 2000 años de experiencia en esto de la comunicación), la contribución del público crea un vínculo que luego es difícil de romper. De hecho el mensaje que lanzan es limpio y claro, y cuando hay que explicar algo complejo utilizan hábiles parábolas y analogías, incorporando la ficción como un vehículo narrativo poderoso.
En definitiva contar historias es vincularnos con la audiencia y hacerlo emocionalmente. Hacerles partícipes de una experiencia que les aporte algo como personas pero que pase por ser entretenida pues de otro modo la atención se pierde, y por ello la capacidad de nuestra historia de servir para algo. De hecho aburrir puede producir el efecto contrario de aquello que deseamos.
Por ello es importante saber contar bien historias y guionizar, por simple que sea, aquello que vamos a decir.

No hay comentarios: